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Relaciones de alarde
Relaciones de alarde
Por: Luis Herrería
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Sábado 14 Enero 2012 | 00:00

Irán, donde se asentó una parte del imperio persa que inicia su expansión en el siglo VI a.C. con el rey Ciro, fue conquistado por los musulmanes en el siglo VII d.C., adoptando el islam como religión.

 

A partir de 1979 Irán es una teocracia en donde actualmente el Líder Supremo o “Ayatolá” es Alí Jamenei que sucedió desde 1989 al “Ayatolá” Ruhollah Komeini, quienes han sido las autoridades máximas en términos políticos y religiosos.  
Hacemos esta corta reflexión para evidenciar que Mahomud Ahmadineyad, quien visita en esta semana a cuatro países de América Latina, es el Presidente de dicha nación asiática, cuyo cargo tiene equivalencia a la de un Primer Ministro y no, como algunos se ilusionan, de comandante en jefe de las fuerzas armadas de su país, destacando el particular por cuanto el mandatario visitante no es el señor de la paz y de la guerra de su país, ya que según la Constitución iraní quien decide sobre la eventualidad de un conflicto armado es únicamente el Jefe de Estado, en este caso el “Ayatolá” Jamenei, por lo que debe entenderse que Ahmadineyad es tan solo mensajero de su jefe, quien puede utilizarlo para que realice todas las gestiones y peripecias que le corresponden a un subordinado, así como también puede cesarlo en cualquier oportunidad.
Lo trascendente de Ahmadineyad es su verborragia, que lo identifica plenamente con sus anfitriones de esta semana, a excepción de Daniel Ortega de Nicaragua, quien no se ha destacado, precisamente, por utilizar una oratoria al estilo del político ateniense Demóstenes, ya que, al contrario, sus discursos de frases entrecortadas y vacuas solo se asemejan a las monstruosidades personales e institucionales que ha cometido en la tierra de Sandino, cuyo nombre ha utilizado solo para mancillarlo.
El entresijo para la incómoda visita radica en la advertencia del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, sobre que Irán está produciendo uranio enriquecido en gran velocidad y con la más alta pureza, sospechando que el régimen iraní estará muy pronto en condiciones de fabricar armamento nuclear, por lo que las sanciones emitidas por la ONU han ampliado el círculo de empresas e instituciones bancarias iraníes sometidas al bloqueo y da a los países el derecho a inspeccionar todo el transporte sospechoso, en lo que participan los países árabes circundantes que están produciendo cambios de vías para establecer formas democráticas. De modo que el pretendido chantaje de envalentonarse con visitas prefabricadas, no pasa de ser una balandronada de un espécimen como Ahmadineyad, que se va extinguiendo en un mundo que reclama más derechos humanos y menos trashumantes de la política, que por la locura del poder no se detienen ni siquiera ante el ridículo. 
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