Estudios anteriores llevados a cabo en animales, mostraron que el abuso del alcohol produce cambios químicos en el cerebro, pero aún no se determina cuáles son los factores biológicos que intervienen.

Al igual que cualquier otra sustancia adictiva, en el alcohol se liberan endorfinas, causante de esa sensación de placer, pero el misterio radicaba en cómo algunas personas sienten la necesidad de seguir bebiendo y otras no.

Un grupo de 25 individuos, 13 de ellos adictos al alcohol, fueron sometidos a un escáner cerebral de tomografías para tomar imágenes antes y después de beber. En ambos grupos propició la liberación de endorfinas, pero sólo los bebedores asiduos experimentaron un mayor sentimiento de placer.