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Que tu alimento sea tu medicina…
Que tu alimento sea tu medicina…
Por: Isaac Avellán Cedeño

Jueves 12 Enero 2012 | 00:00

Pedro es un niño manabita de 11 años de edad. Su vida patética e hiperactiva está colmada de todo lo que un chiquillo podría desear en la vida.

Su “normal alimentación” está constituida de comida chatarra, bebidas gaseosas (cuatro sodas al día), jugos enlatados, dulces sobre saturados de azúcares, comidas a deshoras. Su rollizo cuerpo necesita de mucho dulce por su notable condición de “hiperactivo”, pues posee una considerable adicción a las pastas.

Pero antes de llegar a la adolescencia, su sistema digestivo (intestinos, hígado, páncreas) no aguantó estos impactos alimenticios. Pedro llegó a padecer una grave tumoración gástrica (pólipos en los intestinos), además que el nivel de azúcar en la sangre sufrió un acelerado crecimiento, sumado a un hígado graso. Pedro a su corta edad necesitó urgente una intervención quirúrgica para salvarle la vida, cortar una sección de sus intestinos desechos…! 
Este relato no es ficción, es una triste realidad que está pasando ahora entre nuestros jóvenes por falta de una eficaz educación alimenticia.
A Hipócrates, el médico griego más importante de la antigüedad, le debemos la célebre frase, “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”, haciendo énfasis en el buen sentido de la alimentación diaria para nuestra salud, con el correcto consumo de los productos que la naturaleza, pródigamente nos entrega.
El hombre moderno se ha ido alejando progresivamente de las bases que garantizan la vitalidad y el vigor en su vida y que alguna vez gozamos, cuando nuestros años se contaban por siglos y podíamos morir en “buena vejez”.
No hay duda que el alejamiento de las fuentes naturales de la creación y la indiferencia a las leyes de la trofología (forma correcta de combinar los alimentos) han dado como resultado un deterioro  progresivo en la vida del hombre.
En este último medio siglo, los seres humanos estamos pasando por momentos adversos con la invasión de enfermedades de la “era moderna” que se  suman de una manera asombrosa y desconcertante a la ya doliente humanidad, originando males patológicos como diabetes, cánceres, cardiopatías, inflaciones digestivas, pólipos, alergias, estrés, etc.  
Al desdeñar los dones de la naturaleza, nos alejamos abruptamente de la principal fuente de vida que disponemos los seres humanos. Las ventajas de una naturaleza viva en nuestra vida, es la mejor garantía para la salud humana y ante esta apatía por lo natural, hoy en día las enfermedades nos están pasando factura antes de tiempo.... ¡Piénsalo!!.
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