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Mecenas
Mecenas
Por: Oscar P. Mendoz

Martes 10 Enero 2012 | 00:00

La moderna Estambul (en Turquía) fue la antigua Constantinopla (en el Imperio Bizantino), creada en el siglo IV para ser el centro mundial de la política , el arte, la ciencia y la fe.

 

Para inicios del siglo XV el centro mundial de la política y la fe gravitaba entre Roma y París, la cultura y la ciencia seguían dentro de los muros de Constantinopla. Los genios de la pintura, la escultura, la filosofía, las matemáticas, ...que por siglos habían conservado y perfeccionado las ciencias antiguas, ahora escapaban como podían del sitio que el ejército turco otomano impuso sobre la ciudad varias veces hasta que en mayo de 1453 la conquistó.
La fuga de cerebros tuvo principalmente un destino, las ciudades italianas. Pero estos cerebros, para seguir funcionando como tales, ahora lejos de casa, necesitaron mecenas. Familias adineradas costearon la vida de estos genios que ahora servirían al mundo occidental transmitiendo todo su saber a nuevos pupilos.
Ser aprendiz de un genio siempre ha sido oneroso. Los pupilos también necesitaban mecenas, las familias italianas respondieron a la altura del desafío. Así fue como Italia (luego Europa) vio el Renacer del arte y las letras. 
No vino de Marte, ni de las minas de Moria; familias adineradas decidieron sembrar parte de sus recursos en sustentar a maestros extranjeros que enseñaban a alumnos nacionales, también sostenidos por ellas, a desarrollar todo el talento que estuvo subutilizado por siglos.
No vamos a tener genios en las ciencias, campeones en los deportes, ni maestros en las artes, a menos que como los italianos del siglo XV nos convirtamos en mecenas de tutores y alumnos. 
Si visita la Universidad San Gregorio, la Federación Deportiva de Manabí, o la Escuela Fiscal Luis Augusto Mendoza, encontrará sin duda maestros y alumnos clase AAA+. Pero, esos chicos no se convertirán en Rafael, Miguel Angel o DaVinci sin el mecenazgo de familias manabitas.
Abramos nuestros bolsillos, una beca de $35 mensuales en el Conservatorio de la USG, o equipo y movilización para el entrenamiento de un nadador en la FDM. 
Los maestros son genios, se los puede ver en acción, están dispuestos a transmitir su sabiduría, tienen alumnos, pero todavía les falta un aprendiz. El niño que se va a entrenar con tu mecenazgo.
Si mi familia y yo podemos (que somos, supongo, clase media), otras cientos pueden hacerlo más y mejor.<
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