El 2012 se perfila como un año ampliamente electoral. En este lapso deberán definirse cuáles son los partidos y movimientos políticos tradicionales que se mantendrán como tales cumplido el plazo establecido por del Consejo Nacional Electoral (CNE) para su reinscripción; y cuáles serán los que obtendrán su partida de nacimiento.
Así mismo, el CNE deberá convocar a las inscripciones de candidaturas a presidente y vicepresidente de la República, y a miembros de la Asamblea Nacional.
El panorama, entonces, se presenta eminentemente político, por lo que la comunidad ecuatoriana debe empezar a prepararse para recibir y enfrentar las repercusiones de todo aquello relacionado con la actividad, entre ellas las afectaciones que el fanatismo y las ambiciones desatan cuando éstas son desenfrenadas.
Y como es característico, la avalancha propagandística política, ruidosa y ofensiva, será inevitable, a pesar de los controles que se implanten, puesto que la experiencia indica las fugas de control por fisuras no previstas o por las inevitables desviaciones legales que se practican.
Sabemos lo difícil que es conservar la ética partidista, por lo que, desde ya, invocamos a las autoridades electorales, a los entes participantes y a los mismos candidatos, a que se guarde la máxima compostura en el proceso democrático que se avecina. <