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El éxito en la vida
El éxito en la vida
Por: Pepe Miguel Mosquera Z.
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Viernes 16 Diciembre 2011 | 00:00

Existen varios parámetros para determinar el progreso de las personas y sociedades, una de ellas es el éxito que logren.

En Criminología, la Escuela de Chicago erróneamente en una tesis que ya está superada llegó a determinar que el origen del delito fue la imposición subliminal de la sociedad hacia el ciudadano de conseguir el éxito, que no era otra cosa que la consecución del “American Dream”, lo que la persona era capaz de obtener por medios lícitos o ilícitos.

Existe otro tipo de éxito al que podría llamar satisfacciones personales, las mismas que no van ligadas de manera íntima al aspecto económico sino más bien al cumplimiento de metas impuestas desde el fuero interno desde hace mucho tiempo y que solo la perseverancia, el trabajo, o ambas, son capaces de obtener. Por ejemplo, el amor de la familia y formar la propia, estar con la persona que te llena, contar con amigos siempre, obtener ese título académico soñado o la superación profesional tan anhelada. Claro que la mayoría de las veces el éxito es medido, sobre todo por los demás, por la acumulación de riquezas; lo que provoca que varias personas se limiten en su progreso ante el temor de ser víctimas de la envidia común del mediocre.
Es que la envidia es un estado interno limitador, generador de frustración y sufrimiento, que experimentan algunas personas ante el éxito o el bienestar de otros. Francesco Alberoni la definía así “Si deseo algo que no poseo y me comparo con otro que sí lo posee, el resultado es un proceso de incomodad que puede llegar a ser insoportable para quien la padece.”
La causa de la envidia reside en la baja autoestima, es por eso que muchos sufren ante el éxito o felicidad ajena; probablemente familiares, amigos, compañeros o pocos funcionarios públicos, quienes por temor a enfrentarse al mundo real que los espera afuera han decidido quedarse encerrados en cuatro paredes y renuentes a renunciar a la comodidad de un sueldo que les llega a veces sin haberlo devengado; por eso envidian a quienes ejerciendo nuestra profesión a diario sabemos luchar contra el desempleo o la inestabilidad financiera. Esquilo de Eleusis afirmó que “Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrarse del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia.”  y hoy más que nunca se entiende.
Sin embargo de los tenebrosos deseos de los envidiosos a quienes Dante los castigó con el Purgatorio, les deseo que terminen este año y empiecen el 2012 con el ímpetu propio de los ganadores, cuyo único objetivo es lograr satisfacciones personales que llevan consigo el éxito en todos los sentidos, que a veces fastidia a pocos, pero que debe ser la meta para lograr el desarrollo personal que multiplicado por cada uno de nosotros se reflejará en el éxito de nuestra sociedad, muy a pesar de los que ya tenemos identificados.
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