Este comentario que me atrevo a enunciar, no conlleva otra dimensión que el declive natural del pensamiento histórico, no tiene otra guía que el vuelo del espíritu dispuesto a explorar las honrosas raíces de los géneros humanos en perfecta relación con su geografía e historia. Diagrama de la trayectoria humana, desde sus orígenes.

Lejos de mí la desdeñosa herejía que pretende significarlo todo, no, al contrario me considero un pequeño buscando el tesoro de los cuentos infantiles, u pertinaz investigador queriendo descifrar los secretos del arcano. Eso me lleva a estampar las bondades de nuestra provincia y su región si ampliamos nuestro lente en nuestra Costa Tropical, vigorosa, pintoresca con sus peculiaridades y su policromía de paisajes y vida.
Muy crédulo de aquel pensamiento del sabio que dice “dadme las condiciones geográficas de tu pueblo y yo os haré su historia”. Y razón tiene el filósofo, porque en ella es donde encontramos al montubio, al mestizo, afroecuatoriano (en el sitio Toro de Junín) y al cholo.
Por el presente comentario, me voy a referir al cholo aquella etnia que enaltece magistralmente su estirpe, y que protesto cordialmente a los cencistas que en su último censo no los considera existente, a pesar de su gran importancia y de su legítimo rango.
¿Qué son los Cholos? La palabra cholo o cholunin proviene de la lengua mochica (del norte del Perú) como lo manifiesta el historiador Jacinto Jijón y Caamaño, que se enraizó en las parcialidades aborígenes de la provincia de Manabí y que significa “muchacho o joven de mar”.
Las características que identifican a éste grupo humano piel cobriza bronceada, de estatura baja, nariz aguileña y cabello lacio, su actividad principal es la pesca, navegantes dueños de sus propias tradiciones, con su propia religión, costumbres y cultura. Pero no sólo se asientan a las orillas del mar, se adentraron hacia empinadas cumbres, aunque su habitual geografía fueron los puertos marítimos: Manta, Jaramijó, San Mateo, Crucita y resto de la costa provincial, incluyendo la empinada cumbre de Montecristi, cuna del Cholo Eloy Alfaro, luz y gloria del Ecuador y América.
Permitidme que elogie sinceramente al señor Alcalde de Manta, ingeniero Jaime Estrada Bonilla, que rinde el verdadero tributo al cholo, con eventos dignos de magnificar, porque aquello mantiene viva la llama sagrada de esa grandiosa cultura.<