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Rescindir
Rescindir
Por: Lorenzo Bravo Delgado

Jueves 17 Noviembre 2011 | 00:00

Anular, invalidar, deshacer, revocar, cancelar, abolir, amortizar, caducar, desautorizar, dejar sin efecto, prescindir, quebrantar, son unos de los tantos vocablos por el cual se define la palabra rescindir.


Esto es lo que se está poniendo en moda en nuestra provincia en términos de contratos de obras públicas. Muchos profesionales en la materia, que son acreedores a una obra, especialmente en lo que concierne a los trabajos viales.
Suscriben un contrato bajo todos los términos de ley: costo, valor y tiempo. Reciben el anticipo que en su generalidad es de 70% de su valor total.- dan comienzo a los trabajos, ponen para el efecto una o dos máquinas, un letrero que dice “Hombres Trabajando” y con apenas el 10% de avance retiran las máquinas arrendadas porque carecen de las mismas y abandonan el trabajo.
En muchos casos vienen reclamos ciudadanos, que eran los potenciales beneficiarios de la obra, nadie les para bola, transcurre el tiempo, hasta que el contratante anuncia la rescisión del contrato sin pararse a pensar el enorme perjuicio a la institución y al pueblo en general.
Esta es la modalidad de corrupción que se ha puesto de moda. El pueblo por medio de la prensa se entera, dándose cuenta que los sagrados intereses de la patria una vez más han sido vulnerados.
Se considera que la ley también penaliza esta clase de delitos, pero jamás, se ha oído decir que el contratista se le haya exigido la devolución de los dineros. En los actuales momentos existen el portal de compras públicas para evitar estos perjuicios, pero ya también la prensa anuncia que estos avivatos que contratan y no cumplen, se están inventando los medios para burlar este requisito de ley.
En resumen, los trabajos no concluyen, el pueblo fue el perjudicado, el profesional avivato se fue con el bolsillo lleno con parte del anticipo recibido y aquí no ha pasado nada.
Tampoco se puede generalizar porque hay profesionales incapaces de estas acciones, que les gusta cumplir para que sus servicios vuelvan a ser requeridos, pero en muchos casos también chocan con la triste realidad que los trabajos van dirigidos a los mismos tramposos.
¿Qué clases de intereses se juegan? Esto es lo que hay que investigar y para eso están los fiscales que deben actuar de oficio.< 

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