No para la acción depredatoria del hombre contra su única casa, la tierra, cada día contribuye a su destrucción: en Mera se incautan catorce trailers cargados de árboles centenarios tumbados arbitrariamente; en Santo Domingo vemos desarrollar decenas de urbanizaciones a costa del bosque nativo y en la zona de la Crespa se sigue talando; no entendemos quienes deben controlar o dar permisos para estos desatinos.
De la fauna tropical litoralense se extinguieron: el jaguar, tigrillo, lobo amarillo, zaino, oso hormiguero, perezoso o perico ligero, puma y venados; los monos, guatusos, armadillos, zorros, guantas e iguanas, se los va encontrando muy esporádicamente. Todos ellos están en peligro de extinción, igual que las aves rapaces, y el perjuicio es enorme porque cada uno cumple una función en el equilibrio ecológico del lugar donde moramos. Con todas las entidades que últimamente se han creado, como el Ministerio de Ambiente y las otras adscritas, ONG´s, Centros Universitarios y Organizaciones Campesinas de cada lugar, tiene que formarse verdaderos equipos que no sólo controlen los hechos depredatorios, sino que a la vez se conformen entes que lleven a trabajar conjuntamente por la salvación de la flora, casa imprescindible de los animales, y dar paso, en forma técnica, a la creación de santuarios ecológicos, para aprovechar todavía lo que puede ser rescatado de la agresiva destrucción que enunciamos y denunciamos.<