El inicio del mandato del nuevo Presidente de la República de Perú, Ollanta Humala, empezó ayer con incidentes dentro de Congreso de ese país, cuando el ahora mandatario nacional asumió sus funciones jurando una constitución derogada.
En gesto evidentemente calculado, tanto Humala como sus dos vicepresidentes prefirieron realizar la simbólica juramentación aludiendo la Constitución de 1979 y no la de 1993, que es la que está en vigencia, causando la reacción de los legisladores de la oposición, ante la presencia de presidentes y delegados de varios países invitados al acto.
Si bien se considera que jurídicamente no causa ninguna consecuencia, políticamente se abre más la brecha por lo que ha sido considerada una innecesaria provocación, especialmente contra los de la bancada Fuerza 2011, del ex presidente Alberto Fujimori, en cuyo mandato se aprobó la actual constitución.
Y si para los dignatarios entrantes su actuación es una muestra de reproche sectorial a las acciones del fujimorismo, para el resto de mortales es un traspié que no conducirá a la unificación de los peruanos, como en algún momento expresara Humala en uno de sus anteriores discursos. <