Si esa es mi interrogante acerca si nuestra querida Universidad Técnica de Manabí esté apoyando o no a los abanderados del Tricolor Nacional. Es importante señalar el reconocimiento que hace, por ejemplo, la Universidad Estatal de Guayaquil en apoyar con cupos directos a los abanderados que desean ingresar a la Facultad que ellos elijan, estimulando y premiando a aquellos estudiantes que, gracias a su esfuerzo y superación, han logrado dignísimas calificaciones.
Cabe señalar que la Corte Constitucional para el período de transición, en sentencia aprobada por el pleno de la Corte Constitucional en sesión extraordinaria del día jueves ocho de abril del 2010, de conformidad con lo que dicta la novena disposición, en la parte pertinente sobre los Abanderados manifiesta: Que se establece un reconocimiento al mérito estudiantil por el que los Abanderados pueden escoger el plantel de su selección , y los cupos de los colegios son llenados de manera preferente por ellos.
En esta misma línea las universidades del país darán un trato preferencial a los abanderados del pabellón nacional, distinciones de tratamiento que, como hemos señalado, tienen una justificación objetiva, razonable y gozan de legitimidad; responden a los principios de la recta razón, la justicia y el bien común , por tanto se enmarcan dentro del criterio de razonabilidad.
Es importante por lo tanto sugerir que nuestra Alma Mater siga el buen ejemplo de la mayoría de las otras universidades estatales; que premien el talento humano ya que los mismos serán verdaderos profesionales de utilidad para nuestra patria.
Aquí vale el refrán, si la universidad es gratuita de acuerdo a nuestra Constitución, hay que entonces valorar al estudiante destacado por excelencia; y entonces para evitar el exceso en obtener un cupo para ingresar a la universidad, que se priorice a los abanderados por justicia. Y esto, por supuesto, hará conciencia en los estudiantes y padres de familia que inculcarán que sus hijos estudien para que alcancen cupos directos.
Se evitaría que los verdaderos estudiantes por excelencia académica queden afuera por un sistema de admisión, que por ser nuevo padece todavía de deficiencias; entonces diríamos que el que quiere celeste que le cueste. <