Entre dos y tres millas, a veinte minutos de recorrido desde el malecón de Crucita, mar adentro, navegaron dos embarcaciones de fibras de vidrios y hoteleros de la parroquia con la finalidad de observar a los cetáceos.
Bastaron tres galones de gasolina para llegar hasta el área donde había un grupo de ballenas.
Patricio Ávila, Oscar Mendoza, María Mendoza, Ana Arteaga, María José Iza y otros 4 tripulantes, que se movilizaron en las fibras “Lunai” y “Gissella”, se alegraron cuando vieron brincar una ballena jorobada.
Bastaron 55 minutos para observar en varias ocasiones a más de 10 cetáceos. El último espectáculo, antes de regresar a tierra de altamar, que dieron las especies marinas fueron 7 aleteos de una ballena. En la primera ocasión el animal golpeó 4 veces su cola con el mar y la segunda vez 3 ocasiones.
María Mendoza, quien es la presidenta de los hoteleros de Crucita, se mostró muy alegre por el espectáculo marino y aseguró que ya tienen otro producto turístico que ofrecer.
“No le creíamos a los pescadores, pero ya lo comprobamos y vamos a legalizar una operadora turística para ofrecer el avistamiento de ballena desde Crucita”, dijo la dirigente hotelera.
Por su parte Oscar Mendoza señaló que otro paso que se dará es capacitar a guías y operadores turísticos para brindar el servicio.