Actualizado hace: 937 días 2 horas 3 minutos
Marcos Lituma Ramírez
Nueva era

La conciencia humana está desarrollándose con una capacidad impresionante para acumular más información y esto lo hace con rapidez debido al signo de los tiempos, por eso se están dando increíbles cambios en el planeta que nos hacen reaccionar ante el sentido de la vida, y todo producido por una energía de alto nivel vibracional en la que estamos sumergidos y que nos activa el despertar de la consciencia.

Miércoles 20 Julio 2011 | 00:00


Va llegando el momento de seguir los dictados del corazón y encontrarnos con nuestro ser divino y tendremos la oportunidad de vivir un cambio dimensional que pondrá fin a nuestras limitaciones como seres humanos, veremos que nuestras acciones tendrán que revertir todas estas catástrofes que se dan en nuestro planeta producto del cambio climático que provoca destrucción del medio ambiente, deforestación y todo tipo de contaminación. Tenemos que cuidar nuestro pensamiento, pues todo se irá acumulando, hasta llegar a un periodo crítico donde todo será caótico.
Debemos empezar a tomar conciencia que lo que vemos afuera es el reflejo directo de lo que vemos adentro, si nos dejamos llevar por esos pecados capitales que nos dice la Biblia como son rencores, odio, ira, codicia, hipocresía, egoísmo, vamos creando catástrofes de diferentes índoles, que nos están destruyendo día a día y, por tanto, destruiremos el planeta. Por eso el mandato de amor al prójimo como a uno mismo, por provenir de Dios debe estar asociado al bien; porque hay que practicar el bien cuando todos practican el mal, mantener la serenidad de espíritu en medio de la vorágine. Por tanto, cada ser humano que emprende la sublime tarea de realizar su propio cambio positivo podrá lograr el cambio necesario para que la raza humana pueda dar este gran salto dimensional  y así convivir en paz y armonía con nuestros semejantes y sanear este mundo que nos cobija.
En definitiva, practicar siempre la solidaridad y el perdón que nos ayuda a luchar por una vida de felicidad y perfección; por eso el apóstol Pablo calificó a Jesús como el agente principal y purificador de nuestra fe.<

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