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MONTAJE
El cine al día

Me alegra ver que tanta gente alrededor del mundo goza llorando de emoción y cariño el final de Harry Potter. La saga del niño mago es, sin duda, de lo mejor que le ha pasado a la última década. No sé si lo logró del todo pero, a riesgo de sonar moralista y anciano, me parece que si bien no salvó a su generación, si la alejó, o por lo menos la distrajo, de las plagas que la azotaron con fuerza.

Domingo 17 Julio 2011 | 00:00



Debo confesar que cuando aparecieron los primeros libros de la saga se me hacía difícil creer que millones de niños estuviesen leyendo cientos de páginas y de corrido. J. K. Rowling debería ganar el Nobel no por su incuestionable calidad literaria sino por haber formado, durante años, legiones de lectores apasionados que seguro a estas alturas, a través del niño mago, disfrutan de la literatura y sus posibilidades. Luego, con las películas, esa nación Potter creció tanto que fue difícil diferenciar a los combatientes originales de los que se sumaron a la causa cansados de combatirla. Pero al contrario de lo que suele suceder, esa masificación fue para bien, para mejor, de pronto los niños del mundo le prestaron atención a los rollos internos de Harry Potter (en esencia, un tipo solitario buscando su lugar en el mundo, como todo adolescente que adolece) y quizá pudieron ver algo de sí mismos que, como el personaje, pudo cambiar antes de que fuera demasiado tarde. Es cierto que Harry fue, desde el comienzo, una celebridad señalada por todos y que el nuestro, es un tiempo de celebridades. La gran diferencia entre Harry Potter y, no sé, ¿Justin Bieber?, es que él viajó hacia dentro y se dio duro antes de volver a la superficie magullado pero vivo y, sobre todo, listo para vivir. Mientras la gente se concentra en proyectar una imagen pública que se acomode a la demanda, Potter se hizo fuerte a su manera freak-nerd-guerrillera y formó una personalidad que, como corresponde, tiene sus debilidades y sus fortalezas bien marcadas. Puede que a ratos haya sido demasiado sensible y hasta llorón, sí, pero al final se fajó con todo y con todos y salvó el día.

A diez años de "La piedra filosofal", el viaje de Harry y compañía ha encontrado en "Las reliquias de la muerte 2" no solo el final que necesitaba sino la conclusión que merecía. Los que han sido testigos del viaje saben que Harry es otro: eso no quiere decir que se haya vendido o traicionado, quiere decir que por fin sabe quién es y ya con eso puede vivir tranquilo, o al menos intentarlo.<

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