Con el permiso y el respeto que me merecen aquellos periodistas y analistas que hacen de su profesión un apostolado, y que con sobrada rectitud opinan a favor o en contra de los actos de gobierno y del Presidente de la República en sí, sin utilizar términos peyorativos o adjetivos ofensivos e impropios y menos injuriosos y de falta de respeto a la majestad de la Presidencia de la República, del Presidente y de las personas en general. Y frente a la ya sistemática falta de ética periodística que desdicen la profesión por parte de una gran cantidad de ellos, que utilizando importantes medios de comunicación escrito, televisivos, radiales, etc. se han convertido en insultadores postales, escribo estas líneas para decirles que la gran mayoría de ecuatorianos, por no decir todos, que sin estar con el gobernante de turno, sea quien sea, jamás convendremos con actitudes de este tipo, pues, sus artículos y comentarios ruborizan, puesto que utilizan la infamia, la calumnia y, sobre todo una falta de respeto total que lejos de aplaudirlos, lo que hacen es que una inmensa cantidad de ecuatorianos centrados los ubique en el lugar que les corresponde.
No se requiere hacer mayor esfuerzo mental como para distinguir, conceptualmente hablando, entre libre expresión, o como reza en la Constitución, el derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones; falta de respeto e injurias. Pues no, lo que ocurre es que estos señores a título de libre expresión, insultan y lanzan epítetos de toda naturaleza y frases de evidente irrespeto, denotando con ello una amargura y una frustración total en sus personalidades, lo que en términos psicológicos es extremadamente peligroso, puesto que son dañinos y malintencionados que requieren de ayuda profesional.
Aunque resulte poco menos que creíble, es el Presidente de la República del Ecuador el ciudadano más ofendido, más insultado y más vilipendiado en el país. Solamente en el Ecuador podemos ver esta clase de atropello. La majestad de la Presidencia de la República y el Presidente merecen respeto, por favor no perdamos las proporciones, no es mejor el que más insulta ni el que mete la primera trompada. Es mejor el que da pautas de respeto, el que orienta buscando el bienestar de los demás y sobre todo el que llega con la verdad de manera humilde.
El pueblo no se equivoca, miren lo que pasó en las urnas el 7 de mayo con ocasión del Referéndum y la Consulta. Terminó enterrando aquellos políticos y activistas que se la pasaron mintiéndole al país, insultando y calumniando al presidente Correa y queriendo confundirlo haciendo gala de una exagerada falta de respeto. Señores reflexionemos, el país lo exige, ya párenle que así no se hace Patria. Nosotros los connacionales estamos cansados de leer o intuimos tanto insulto cada que abrimos un periódico, cada que prendemos la televisión o cuando navegamos en internet, ect. <