Era la fervorosa época del Colegio Olmedo, cuando el Lcdo. Horacio Hidrovo Peñaherra nos enseñaba la imborrable literatura universal, siendo un capítulo sublime el estudio de Molierr y su consagrado Tartufo “El Impostor”, donde el escritor francés describe y desenmascara la hipócrita y corrompida clase circundante al Rey Luis XIV de la Francia del siglo 17, escudados en falsos dogmas morales y una inexistencia honradez espiritual, el típico prototipo del hipócrita, cuyo protagonista al final de la obra termina descubierto y confinado al panóptico, el acostumbrado epílogo de los seres malignos y rastreros.