Bajo el liderazgo de la entonces alcaldesa Patricia Briones de Poggi, el pueblo de Portoviejo lanzó el 4 de julio del 2005 su grito de inconformidad optando por medidas de hecho que sostuvo durante cinco combativos días.
La comprensión oficial llegó el 8 del mismo mes. En el salón de sesiones de la Base Naval de Jaramijó se firmó el acta mediante la cual la delegación del gobierno nacional, presidida por el entonces ministro de Finanzas, actual presidente de la República, Rafael Correa,  se comprometía a la financiación de obras urgentes como el proyecto de agua potable, el plan maestro de alcantarillado, la rehabilitación de canales de riego, la reparación de calles y la adquisición de equipo caminero para la municipalidad, la reparación de locales escolares, el encauzamiento de la quebrada Montesanto-Galápagos, la de Alajuela, la de Río de Oro y la construcción del puente en el lugar, el equipamiento del hospital Verdi Cevallos y de maternidad de Andrés de Vera, crédito para sectores productivos, mejoramiento de caminos vecinales, esencialmente.
Luego de los años transcurridos, el cumplimiento de aquellos puntos específicos señalados en el acta de Jaramijó es parcial por falencias de las administraciones nacional y local en el cumplimiento de los puntos acordados, sobresaliendo el atraso evidente del plan de agua potable, de alcantarillado, las quebradas, el hospital.
Es decir, luego de seis años de esa recordada muestra de cariño cívico a Portoviejo, que revitalizó la autoestima de sus habitantes, la burocracia volvió a imponerse haciendo mutis a la responsabilidad que precisamente fue la causa del movimiento de hecho.  ¿Debe repetirse la historia? <