La Navidad, vocablo de profundo significado, nos lleva a la reflexión en el verdadero sentido de las palabras amor y paz que para la humanidad debe estar sumergida bajo esta simbología de justicia y del marco de esta fecha grandiosa.
Para los cristianos en particular, esta celebración es de suma importancia ya que el advenimiento de Cristo al mundo significa la redención del hombre por el sacrificio del hijo de Dios.
La Navidad debe ser, entonces, la oportunidad para encontrar el sendero que nos permita un reencuentro espiritual para compartir y vivir la transformación individual en el sentido de la paz y del amor, para disfrutar de la alegría de encontrarnos con vida y enfrentar la realidad del mundo en que vivimos.
Respiramos amor, irradiemos esperanzas para hacer feliz a nuestra familia y a quienes están a nuestro alrededor, porque la Navidad es de todos; de las niñas y niños, de los ricos y pobres o de los desamparados; musíos quizás, con los juguetes más caros, otros con pitos o con dulces y otros sin esperar quien se apiade de ellos. Cuántos se encontrarán en el abandono, acosados por las enfermedades que les amenazan, sin poder disfrutar una verdadera Navidad.
Practiquemos el mensaje de Jesús en las personas de buena voluntad, sembremos las semillas del bien, de la generosidad, del amor y la paz; sentimientos que deben conjugarse en una respuesta de felicidad al Señor.
Sea este el momento para desear a todos una Navidad espléndida de alegría y un Año Nuevo 2007 lleno de prosperidad y bienestar personal.