Y Próspero Año Nuevo. Primero a Manabí, porque soy un convencido que el que no ama a la patria chica no puede amar a la grande, y luego al mundo entero.
A las autoridades locales para que entiendan que son sujeto de una oportunidad extraordinaria, y que dejar pasar los días, echarse la siesta o sólo esperar el cobro de las dietas es demasiado poco para quien pretenda ser representante de todos, y mucho menos a aquellos que sólo la ven como el filón de oro de los consabidos contratos.
Unas felices pascuas a quienes tienen a su cargo el liderazgo provincial a través de la Prefectura y Consejo Provincial, a quienes comprendan que todos necesitamos una institución que nos lidere en las más caras aspiraciones como la autonomía y el desarrollo integral de la provincia, ahora tirada en el abandono. Y si hay una nueva Constitución, esta es la oportunidad de reclamarla e incluirla, pues el pronunciamiento popular ya está dado. No para esos que sólo la ven como una oportunidad de enriquecerse fácil y rápidamente.
Lo mejor de lo mejor para mi país. Para el presidente electo, con firmeza de estadista, con pragmatismo y conocimiento de la doctrina y la historia, sin novelerías dogmáticas que no han funcionado en ninguna parte, pues no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de ello y sí muy poco para no dárselo. Lo mismo para la oposición, que debe privilegiar los intereses del país y no los propios, so pena de contribuir al caos, confusión y anarquía y nadie al progreso y felicidad de todos. ¿O acaso queremos, por errores comunes y sectarios cargados de yoísmo enfermizo, estar tan divididos como Venezuela o al borde de una guerra civil como Bolivia? Los consensos entre los sectores políticos y ciudadanos salvaron a España y Chile de la autodestrucción.
Que el amor y la bondad del Creador sea permitida por nosotros en el planeta, poblado de ciegos, sordos y necios, pues aquel que no ve más allá de sus narices mucho menos sentirá a su corazón ni intelecto.
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a mis padres y abuelos, hermanos y familia toda, de la que me siento afortunado en pertenecer por su sabiduría y amor, que me han legado genes que constituyen un honor y responsabilidad para siempre. Y a mi con el deseo especial de no fallarme a mí mismo.
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todos!