labor. Quince esculturas de madera, de finales del siglo XVIII, dos pinturas de caballete y otros elementos que forman parte de los bienes muebles de la Iglesia, fueron sometidos a un proceso de conservación y restauración, recuperando así su forma  original, alterada por malas intervenciones en el pasado, según se dice desde el INPC. La escultura del Señor de la Buena Esperanza, era la más afectada, varias capas de pintura que habían sido colocadas una sobre otra, ocultaron su color original y en su interior estaba invadida por xilófagos (organismos que se alimentan de la madera). “Es un arduo trabajo el realizado. Es necesario que los habitantes de Rocafuerte conozcan su patrimonio y aprendan a valorarlo”, dijo Jean Paúl Demera Vélez, director del INPC Regional 4.