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Ser papá, papel que no cumplimos
Ser papá, papel que no cumplimos
Por: Guido Álava

Viernes 24 Junio 2011 | 00:00

Cuando somos niños nuestros padres nos preparan para enfrentar la vida adulta, pero ni en el hogar, ni escuela, ni colegio, ni universidad nos preparan para ser auténticos padres. Por esta razón hemos estado incumpliendo este alto encargo. Ser buen padre implica formar hijos para la trascendencia.

Erramos cuando observamos la crisis y le echamos toda la culpa a la sociedad. No cabe duda que si nuestros hijos, por ejemplo, no nos ven practicar hábitos de lectura, no tomamos a Dios en serio, no somos tiernos y pacientes como esposos y como padres, se tornará difícil que ellos  desarrollen estas buenas prácticas. 
Por esta causa, principalmente, observamos que muchos no creen en las verdades absolutas, viven la vida de cada día haciendo lo elemental, tienen a Dios y sus principios como algo pasado de moda, son ligeros en la solidaridad, en el respeto a los demás, en las conversaciones con los padres; no les gusta discernir el bien del mal, sobrevaloran los placeres, el ocio,  y la comodidad. 
Nunca antes se había discernido con tanta claridad las formas cómo la ausencia física del padre en el hogar o estar presente pero sin cumplir el rol, impactan con severidad la futura personalidad de un niño; por lo que quiero compartir con los que son papa y todavía tienen hijos menores de edad a que apliquen cuanto antes las pautas implícitas en este artículo. Un papá autentico comienza por ser un esposo con relación conyugal armoniosa y un proveedor permanente de las necesidades básicas, pero también debe ser líder o guía espiritual. Su liderazgo no se logra por imposición sino por una  vida de ejemplos.
Atender con esmero y suficiente tiempo los aspectos emocionales y mentales de sus hijos a través de los hábitos de lectura, deportes y recreación sana. Conocer y practicar él mismo los principios y valores profundos en especial los del contexto bíblico para instruir diariamente a sus hijos.
Educar con el ejemplo, el orden, respeto, amor y preocupación por las cosas de la familia, los vecinos y la comunidad. Evaluador permanente de las actitudes  de sus hijos dentro y fuera del hogar, sobre todo el mundo relacional con sus amigos, el apego a las modas y a las cosas materiales. Lleno de sabiduría y paciencia para disciplinar a sus hijos, con reglas y límites concertados. Reflexionar con los hijos sobre los problemas de la comunidad 
Es hora de aceptar con humildad que hemos estado incumpliendo el maravilloso y a la vez difícil rol de papá, pero debemos creer que existe una salida..., volver al sendero de los principios bíblicos, allí están los conocimientos  y la sabiduría necesaria para encausarnos.
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