“Hay miedo, la gente ya no quiere vivir aquí, las casas vacías cada día son más”, expresó Marcos García, uno de los moradores.
La Pradera está compuesta por 2.224 viviendas repartidas en dos etapas y que fueron construidas por el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV), pero de este número cerca de 200 se hallan abandonadas, y algunas son usadas como guaridas de delincuentes y pandilleros, dijo un morador. Los habitantes comentan que la directiva del sector ha intentado pedir audiencia con funcionarios del BEV en Portoviejo para saber cómo avanza el trámite de las casas en remate, ya que hay un buen número que están siendo vendidas, pero aún no lo han logrado hacerlo.
Son pocos los vecinos que se atreven a hablar del tema de seguridad en esta ciudadela, pero los que lo hacen coinciden en que en los callejones se forman las pandillas y venden drogas. Joffre Quevedo, un dirigente, comenta que la inseguridad es generalizada. “Entiendo que la Policía y gran parte de la ciudadanía sabe que algunos problemas se dan entre delincuentes, pero el acto mismo de que maten o asesinen a alguien asusta a la gente y crea temor”, indicó.
Víctor Egüez dijo que un vecino lleva casi dos años intentando vender una casa, pero hasta ahora no hay interesados. “La casa está abandonada, hay delincuentes que se le han llevado las ventanas de hierro y las puertas, e incluso la han tomado como escondite”, señala.
En la ciudadela se pueden encontrar casas desde cuatro mil dólares, aunque el Banco de la Vivienda las remata en ocho mil dólares. Actualmente hay unas 30 que se hallan en venta, pero por temor lo que faltan son compradores.