En cuanto a “Stille Nacht, Heilige Nacht!’ (diga “!Estile Nag, Jáilish Nag!” oséase “¡Noche de Paz!, ¡Noche de Amor!”), también conocido como “Silent Night”, en gringo, o “Noche de paz”, en criollo, usted ya sabe que es el villancico más cantado en todo el mundo, que ha sido traducido a trescientos idiomas y lenguas y que se estrenó, en 1818, cantado en alemán, en un pueblito austríaco, Oberndorf. Y todo, gracias a que el órgano de tubos de la iglesia del pueblo se abolló y había que encontrar un corcho que tapara el güeco para la celebrancia navidosa. Así las cosas, un pichón de cura, Joseph Mohr, escribió la letra, y un aprendiz de músico y profesor, Franz Xaver Gruber, le puso lo que mejor sabía hacer, música. Y ellos mismos se encargaron de interpretarla esa Nochebuena de hace casi doscientos añitos. Ahora, a esa iglesia llegan alrededor de diez mil personas para entrarle al famosiento villancico con alma, vida, corazón y fe, mucha fe, aunque desentonen, que ese ya es otro asunto, si mal no apunto.