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Pedro Vincent Bowen
Confesiones de un sicario (III)

Mi editor jefe sostiene que los artículos capitulados, despistan a los lectores que se “saltan” algún capítulo... y pierden el hilo.

Martes 19 Diciembre 2006 | 21:48

¡Tienen razón! Pero (el infaltable), también existe la posibilidad de que el tema resulte ¿interesante?... y entonces, ese martes (como hoy) aumente la circulación (ja-ja-ja). ¿No es así como funciona en el ociomundo... las “telebobelas”, ah? Como os decía, el libro que lleva el titular de arriba, según John Perkins: “... iba a ser dedicado a los presidentes de Ecuador, Jaime Roldós y Omar Torrijos, de Panamá, hombres que habían sido mis clientes... ambos fallecieron en “accidentes” de aviones. Sus muertes no fueron accidentes, ellos fueron asesinados, porque se opusieron a esa fraternidad de corporaciones y élites bancarias, cuya finalidad es el imperio global...” Asegura que los “sicarios económicos” fallaron en el caso de estos presidentes y que entonces “entraron los chacales castigadores de la CIA y llevaron a cabo su tarea...” Denuncia que los “chacales” un día visitan al presidente Roldós y le dicen: “Felicitaciones por ser elegido presidente, señor Roldós, en mi bolsillo derecho tengo un contrato en donde usted y su familia van a salir ganando cinco millones de dólares, y en mi bolsillo izquierdo tengo una bala, por si usted, no acepta este contrato”. El presidente no aceptó... y la decisión le costó la vida en un supuesto accidente aéreo”. Y el escritor va más allá. A la periodista radial Amy Godman, le cuenta “al aire” que “... un día le decían a una nación como Ecuador, que deberían destinar el 50% de su presupuesto para pagar sus deudas, aunque los acreedores del Norte realmente sabían que no podían. De esa manera los tenían literalmente encima de un barril. Cuando nosotros queremos más petróleo, nos vamos a Ecuador y les decimos, pareciera que ustedes no pueden rembolsar sus deudas, por consiguiente, entregue su bosque lluvioso amazónico, que está lleno de petróleo, a nuestras compañías...” Mis fuentes dicen que Perkins fue pagado por gente interesada en desacreditar a gringolandia para escribir sus “Confesiones de un Sicario”. Se lo pregunté por e-mail (en pésimo inglés). Me respondió (en perfecto español): “No es que yo haya sido sobornado, las compañías para las que trabajé sabían hace veinte años que yo estaba escribiendo este libro, debido a eso me contrataron como consultor comprando mi silencio, y lo que yo tenía que hacer era simplemente, dejar de escribir el libro... Pero cuando ocurrió el ataque a las Torres Gemelas, tuve un cambio de sentimientos. Sabía que tenía que contar esta historia porque lo que pasó el 9/11 es el resultado directo de lo que hacen los sicarios económicos...” Pregunto: ¿Es justo que paguemos deudas impuestas en condiciones perversas? 
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