Más de trescientos niños se divirtieron jugando a la bolicha, el corozo, la ruleta, las clásicas rondas, el trompo, el yoyo, la olla encantada y más atractivos. Carmen Ayala, directora de la carrera de Educación Física, Deportes y Recreación de esta alma máter, sostuvo que el objetivo de la actividad es mantener el vínculo con la comunidad. Diversión garantizada José Chilán, de la escuela Carchi Imbabura de Picoazá, juega a la rayuela. Dice que es mejor que el Play Station. “Es más sencillo, no gasto dinero y demuestro mis habilidades con mis mejores amigos”, sostiene. El fin de estos juegos es rescatar lo mejor de las tradicionales. Según Ayala, hasta en los sectores rurales estos atractivos se van perdiendo. “Muchos se sienten deslumbrados por la televisión, por eso para los estudiantes de la facultad de Educación Física, Deportes y Recreación es un orgullo recuperar estos juegos”, dice. La actividad se realizará cada año. Aparte de la participación de los niños es importante la asistencia y colaboración de los padres de familia que vinieron de las escuelas de Portoviejo, Rocafuerte, Santa Ana y Jipijapa.