Xavier Cobeña Andrade [email protected] Asamblea Constituyente y vivimos felices para siempre
A la pregunta: ¿cómo reducirá la pobreza? ¿cómo disminuirá el desempleo? ¿cómo aumentará la producción? Todos responden al unísono: Asamblea Constituyente.
Cuando se está en víspera de elecciones es más fácil para la mayoría de candidatos hablar de respuestas mágicas a los problemas del país, que tomarse la molestia de elaborar un plan de trabajo y un discurso coherente, aunque le parezca más aburrido a los electores. Revisemos lo que está pasando en Bolivia, ¿de qué forma la mesiánica constituyente, planteada por el presidente Morales está contribuyendo a reducir la pobreza en ese país?, ¿está valiendo la pena el caos institucional y los paros nacionales que se están provocando en este momento? Para Venezuela, por ejemplo, ¿qué resultados trajo la nueva constitución aparte de cambiarle de nombre al país? Hoy en día la inseguridad jurídica y los discursos del presidente que ahuyenta inversionistas han incrementado el desempleo en ese país en un 5 por ciento cada año, según estadísticas del propio gobierno venezolano. En contraste, China, un país que no ha modificado un ápice su constitución comunista, pero que con voluntad política y con unas cuantas reformas legales atrajo billones de dólares en inversiones, ha logrado sacar a más de la mitad de su población de la pobreza.
Que la asamblea constituyente se constituirá en la cura para todos los males es lo que está de moda decir; pero, a riesgo de sonar impopular, creo que hace falta mucho más que eso.