General: ¿Imaginó usted alguna vez que después de cien años de su muerte, su provincia de Manabí continúa sin tener los servicios básicos para que sus habitantes pudieran sobrevivir? Bueno, en las carreteras de su provincia se ha avanzado bastante, pero no es total como la Portoviejo-San Plácido.

¿O pensó acaso que su obra cumbre, el ferrocarril que uniría a los pueblos de la sierra y de la costa, sería desechado como papel usado y pasaría al sueño del olvido? Bueno, algunos vagones los utilizan para hacer turismo en Alausí.
Desde su hondo sentir de combatiente ¿reflexionó usted alguna vez que la patria, a lo largo de esta historia de un siglo iba a seguir siendo de unos pocos que se repartieron la tierra, el petróleo, las cortes, los servicios, los bienes?
Sabía Usted, General, que su lucha, su nombre y su proclama la utilizan a diario, para aparentar lo que no hacen y disfrazan lo que no sienten. General, se está  perdiendo la identidad de nuestra patria; tu aspiración de que todos seamos iguales es una quimera, es una falacia; el poder es de unos pocos. Toda iniciativa privada es destruida ya sea en educación, servicios, salud, etc. No existe flexibilidad laboral, todo es impuesto, incluso hasta por morir.
Están endeudando tu patria, General; hipotecan su petróleo, su suelo, sus paisajes. Pero aquí nadie dice nada por temor a ser desaparecido, deportado, perseguido, enjuiciado, detenido. Aquí impera la ley del más fuerte, del más entroncado. Aquí se han cambiado los conceptos; aquí se cree que el más leal es el más  sumiso y que el que levanta su voz de protesta, debe ser acallado para siempre, no importa que sea estudiante, profesor, empleado, artista, cura o policía. Aquí los indios dejaron de tener una esperanza y los pobres son humillados con un bono cicatero. Las instituciones públicas, General, antes respetables ahora dan lástima. No hacen lo que tienen que hacer, solo hacen lo que se les ordena que hagan como el Ministerio de Salud. Es triste cuando los seres humanos por las circunstancias imperantes, se despersonalizan y no tienen autoridad, amor propio o autoestima. El pueblo, General, vive en un caos permanente; no hay líderes. Solo hay voces aisladas que no retumban en nuestro País. Nuestro pueblo, General, el que tú dejaste cuando te asesinaron, sigue igual, padeciendo su ignorancia. Ese pueblo que no se ve, es el que vive oculto en la indigencia, en el silencio. Ese  pueblo, General, es el que te extraña y te recuerda. Es el que quisiéramos tener otra vez para que vuelva a ser libre la Patria.<