Cualquiera de estas alternativas está a la mano porque la flexibilidad imperante en el comercio así lo permite, más aún en esta época en la que aumentan las promociones como compre ahora y pague después de tres meses, y muchos otros tipos de gangas que deslumbran al consumidor. Las promociones son buenas, siempre y cuando el proveedor informe al público en qué consisten los incentivos y el consumidor haga un buen presupuesto de los ingresos para no quedar mal. Para evitar inconvenientes posteriores, es bueno conocer lo que dice la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor respecto del sistema de crédito. La ley señala que cuando el consumidor adquiera determinados bienes o servicios mediante sistemas de crédito, el proveedor estará obligado a informar en forma previa, clara y precisa: el precio al contado del bien o servicio materia de transacción; el monto total correspondiente a interés, la tasa a la que serán calculados; así como la tasa de interés moratorio y todos los demás recargos adicionales. Sin embargo esta información es casi oculta al consumidor en la mayoría de los almacenes, y una prueba de ello es que este medio consultó en tres locales comerciales cuál es la tasa de interés que están aplicando, y la respuesta fue: “la establecida por el Banco Central”, y al insistirles cuál es esa tasa, no hubo respuesta. No obstante, la tasa máxima convencional establecida por el banco es de 13,83 por ciento.