Para el ex funcionario, la consulta popular planteada por el régimen significaría “un regreso al pasado y  significaría que no ha cambiado nada, que no ha habido ninguna revolución y que se habría vuelto a prácticas emprendidas por anteriores gobiernos como el de Leòn Febres Cordero o Lucio Gutièrrez  quienes le metieron la mano a la justicia para sus intereses.

“El intento de controlar las Cortes de Justicia, intento y control, Febres Cordero lo hizo, Gutiérrez lo hizo con la Pichi Corte, Fabián Alarcón aprobó una consulta para no mover la Corte nunca más y al año se comieron la Corte dirigida por el entonces presidente Carlos Solórzano y ha sido sistemático, es una vuelta al pasado”.

Larrea expresó además que el proyecto político del régimen está dando un “viraje” distinto del que fue concebido antes de asumir el poder, por lo que espera que el presidente Rafael Correa vuelva al “génesis de la revolución ciudadana”.

Recordó que la idea que se lanzó junto con la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución era de dar un cambio ante la crisis política permanente en la que vivía el Ecuador y con la consulta popular se echaría abajo todo lo conseguido hasta hoy y las verdaderas raíces del proceso político que ha vivido el país desde el 2007.

“Más de una década de caídas de gobiernos, meteduras de manos en las cortes y era necesaria un viraje en el sentido político pero también a un Estado que desatendió la salud, la obra pública, la necesidad de un Estado de inclusión social y que asuma responsabilidades, creo que el pueblo votó por eso y nos jugamos por eso, por un Estado de garantías constitucionales”, sostuvo.

Y ahora, afirma, los ecuatorianos se encuentran con un planteamiento que busca “acabar con el Estado de garantías en lo fundamental que es presumir la culpabilidad del ciudadano”. Larrea considera que en varias preguntas, la uno y dos, del referéndum y una de la consulta sobre el enriquecimiento ilícito, “todos pasamos a ser sospechosos de enriquecimiento, de un Estado de garantías a un Estado no sé ni cómo llamarlo,un Estado policíaco, un Estado de persecución”.