Era la tarde de 28 de agosto del año pasado. Roberto Moreira Ganchozo salió del colegio Calderón y junto a cinco amigos decidieron ir hasta  el centro Turístico Naranjar a tomarse unos tragos.

  A comer empanadas
Empezaron tomando wisky, después cervezas y terminaron tomando aguardiente.
Ya mareados se fueron a comer empanadas.
"No recuerdo cuantas empanadas me comí, pero me quedé con hambre", explica Roberto.
Eran las 18h30 y los amigos pasaban por un puente.. Fue en ese momento que que Jimmy le dijo a Roberto que le daba cinco dólares a la persona que se lanzara un clavado. Eran seis metros de altura.
Roberto se sacó la camisa, y sin pensarlo se lanzó, pero justamente la parte del río donde él cayó estaba seca.
El hombre de 19 años de edad quedó clavado en la arena.
"Intenté levantarme pero el cuerpo no me respondió, solo pude aguantar la respiración casi un minuto y de ahí perdí el conocimiento", recuerda Moreira.

 se lesionó la
columna
Roberto fue ayudado por sus amigos y trasladado hasta el hospital de Portoviejo, donde el informe de los médicos no era nada alentador.
El joven sufrió fractura en la quinta cervical de la columna vertebral.
"Por poco se desnuca", relata su madre, doña Ida.
El joven fue operado de urgencia, pero su vida cambió.
Está postrado en una silla de rueda sin poder mover las piernas ni los brazos.
Apenas puede mover la cabeza y hablar.
Pero las ganas de vivir son más fuertes que la enfermedad.
Roberto realiza rehabilitación en el Infa, su novia Diana Piguave lo acompaña en todo momento, ella es su apoyo.
Este 28 de enero se gradúa  en Químico Biólogo junto a sus compañeros.
Confía en que se va a recuperar y volver a hacer lo que más le gusta: jugar fútbol. <