Cevallos murió acribillado el sábado mientras se encontraba en el bar “Telmo” ubicado en la avenida 20 y calle 11. El ataque fue aproximamente a las 14h00.
En una de las mesas del bar estaba Honorio Cevallos, Juan Carlos Bedoya, el técnico colombiano del Delfín y dos amigas.
Una motocicleta negra con dos individuos a bordo llegó hasta el local.
Uno de ellos bajó del vehículo se acercó a Cevallos y le disparó por los menos 8 veces apuntando a la cabeza. Las balas también alcanzaron a Gina Saldarreaga quien esta fuera de peligro.
De acuerdo al artículo 100 del Código de Procedimiento Penal, en caso de muertes violentas se debe practicar la autopsia de ley de manera obligatoria.
Este procedimiento no se pudo realizar, por eso, según  Edwin Gómez, jefe de la Policía Judicial, si los familiares sepultan el cadáver sin que se haya realizado la autopsia, habrá que recurrir a una orden de exhumación.
Generalmente la exhumación es un proceso desagradable dado el estado de descomposición del cadáver, pero si los familiares se empeñan en no dejar que se realice la autopsia, tendrán que pasar por esa experiencia, señaló. El sepelio de Honorio Cevallos está programado para hoy a las 11h00 en el cementerio “Jardínes del Edén”, ubicado en la vía a la comunidad de San Juan, pero antes, el jefe policial y la fiscal insistirán a los familiares de Cevallos que permitan que se haga el procedimiento.

Involucrado. La muerte de Honorio Cevallos ha motivado que entre las investigaciones preliminares se recuerde que el empresario estuvo involucrado en un caso de narcotráfico sucedido en el año 2000.
Se trata del caso "Gioiello", cuando en una bodega ubicada en el centro de la ciudad se encontraron 200 paquetes de clorhidrato de cocaína (casi 2000 kilos).
En el operativo se detuvieron a varias personas y había una orden detención en contra de Cevallos.
El empresario, para evitar su captura, salió del país durante cuatro años; después retornó cuando la boleta  de había prescrito.<