El problema no es Reina del Camino. Ni de lejos. Al fin y al cabo es sólo una cooperativa de transporte de pasajeros que ha construido un nombre en más de 50 años de vida, que no le ha tenido miedo al progreso, que ha marchado a la vanguardia, que ha esculpido día a día con trabajo fecundo un prestigio y una reputación como empresa confiable y ha satisfecho las expectativas de sus usuarios.

La empresa no es parte de un conglomerado de negocios cuya propiedad pertenece a una trasnacional, a una familia o a uno o varios oligarcas de abolengo que explotan las necesidades de la población en su exclusivo beneficio. Su propiedad, por el contrario, está distribuida entre muchos, en pequeños, sí en pequeños empresarios - como lo quiere el gobierno - que dan ejemplo vivo de democratización del capital. Es, finalmente, sólo una empresa a la que le cayó una desgracia, lamentable por donde se la vea, pero accidente al fin.
Todo esto no importa y no es la esencia del problema. Un nombre, aunque cueste, se lo puede rehacer y unir voluntades, a pesar del individualismo que a veces parece propio de nuestra idiosincrasia, es posible, con paciencia, lograr. Pero el gran problema es otro. El problema es realmente humano. A la desgracia de los deudos de los fallecidos, que todo el Ecuador lamenta, se une la tragedia de los que viven de Reina. Mientras estaba activa generaba ingresos para operar el negocio, para pagar deudas y salarios que servían sólo servían para vivir con modestia. Ahora, 131 buses están paralizados y la tripulación de todos – 3 en cada uno - totalmente desocupados. Y si se une el personal de “tierra” y sus familias, serían cerca de cinco mil personas, que están en la incertidumbre. Y lo peor, nadie tiene ahorros a los cuales pedir “auxilio” en estos momentos de angustia.
Pero este gobierno se ha caracterizado por acudir en ayuda de los sectores más vulnerables. Lo reconoce oposición y oficialismo. Nadie duda de la diligencia puesta en mejorar la educación. Falta mucho, pero se ha iniciado la marcha a la calidad educativa. Se trabaja en salud y se ha hecho mucho en vivienda y por los discapacitados. Bueno, con este espíritu es que hay solucionar lo de Reina. ¿Dónde van a encontrar empleo los que trabajaban en la empresa?, ¿Cómo se van a alimentar las cinco mil personas que dependen del negocio de Reina? Sólo el gobierno puede responder estas interrogantes . <