Así lo evidencian los tendales de caña ubicados en la casa de Daniel Mendoza y Doris Velasco, que están vacíos.
En el cantón Pichincha a lo largo de la carretera que lleva desde Portoviejo es común ver los negocios de venta de almidón.
Se observan las máquinas de molienda de la yuca, las fundas que se exhiben en pequeñas mesas y también los productos que se elaboran con este polvo proveniente de la yuca.
Doris Velasco expresa que en tiempos de verano se producen hasta 6 quintales a la semana.
Pero ahora tienen poca reserva, porque no hay cómo secar el almidón.
Para obtener un quintal se requiere de cinco quintales de yuca pelada.
Se la trae de Quevedo, Calderón y de otros lugares del país.
La libra del almidón en tiempos de buena producción se vende en 30 centavos de dólar y en época de invierno sube entre cinco y diez centavos de dólar la libra.
La familia Mendoza Velasco se dedica a esta actividad desde hace diez años y es el sustento para todos los miembros del hogar.
Ellos tienen máquinas para triturar la yuca y colar el producto, y las piscinas para recoger el tan ansiado almidón, luego pasa a los tendales para que reciba el sol.
Los vendedores tienen sus reservas para quienes solicitan el producto.
Con este blanco producto se puede preparar una variedad de delicias, como panes, galletas, biscochuelos y otras exquicitesez que preparan los manabitas y que se expenden en los mercados de los cantones de la provincia. <