La década que fenece aceleró el tránsito humano hacia el concepto universal de la aldea global; ya nada de lo que pase en el mundo es tan distante o lejano ni pasa desapercibido. Se lo debemos a la fabulosa evolución de las telecomunicaciones y a esa maravilla llamada Internet.
El acceso universal a estos medios es conceptualmente un ejercicio de libertad plena, incluso la posibilidad de escoger, discernir, cuestionar, responder, ignorar y replicar. Limitar el acceso a través del control ideológico, sesgado y manipulador del poder, de izquierda o derecha, es una aberración criminal de los falsos profetas que, a nombre de la liberación, someten, subyugan y aprisionan hasta a las ideas. Vienen por ello.
Soy confesamente pesimista que opere el milagro de un abrupto cambio de proceder de los empalagados de poder hoy y falsos luchadores de la libertad de ayer; por lo tanto, el camino que oteo es la arremetida caprichosa y maniobrera para el 2011, así como la resistencia decidida de quienes no resignamos nuestra libertad, porque como dice una ranchera conocida “ …aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión…”
No hay que ser demasiado listo ni analítico para concluir que la agenda del régimen contempla un dominio total sobre los medios, dejando a la independencia periodística como un artículo escaso y de lujo, dentro de las opciones mediáticas o como una especie en extinción. En el Ecuador la mayoría de los medios de comunicación denominados electrónicos (radio y televisión) han sido sometidos por diferentes métodos: absorción, presión, intimidación e incluso la autocensura de los mismos medios. Esta realidad es fácil de constatar y observar, van desapareciendo los espacios de opinión, investigación y la agenda se acomoda, cada vez más, a los intereses propagandísticos del régimen. Hasta las transmisiones de fútbol y los falsos profetas de la perorata o los cómicos de alquiler. Pronto “…ya no les queda ni Barcelona..”
Los medios impresos (periódicos y revistas) van siendo el último bastión de la resistencia. No es que no hayan existido acciones concretas contra ellos (eliminación del pautaje publicitario, seguimiento de estatus accionario, tributario, imposición de nuevos tributos, presiones sobre las importaciones de papel, alquiler de oficinas, entre otros). La nueva ley que tratan de
imponer va especialmente contra ellos, para cerrar el anillo de control que les es indispensable en su concepción del poder.
Y esa concepción pretende el control de los medios, para controlar a todos, no se quedarán sólo allí. 2011 de resistencia. <