Luiz Inácio Lula da Silva dio el martes por la noche su último discurso como presidente de Brasil durante su visita oficial a Pernambuco, y entre lágrimas dijo que es un “agradecido a Dios” y volvió a pedir apoyo para Dilma Rousseff, quien asumirá el mando el sábado 1 de enero.
"Soy agradecido a Dios". De no haber sido por el dedo de Dios no sería normal que un pobre de Caetés, que huyó del hambre, se convirtiera en presidente. El que no cree en Dios debe creer", dijo sobre su victoria electoral del 2002.
El acto se llevó a cabo en la parte antigua de la ciudad. En su discurso recordó toda su vida, desde que era pobre hasta llegar a presidente de la nación, y dijo que en las elecciones de 1989, 1994 y 1998 perdió porque “una parte del pueblo pobre” no le tenía confianza. <