Influencia. Observar la televisión es uno de los pasatiempos más relevantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Los niños miran la televisión con un promedio de 22 a 25 horas semanales, tiempo en el cual son influenciados en su lenguaje como en sus hábitos y conducta imitativa, pero no solo esto reciben,  sino que también pueden incorporar contenidos indeseables y negativos.
Los niños en general están bajo la influencia de miles de anuncios comerciales que ven durante todo el año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas perjudiciales como caramelos y cereales cubiertos de azúcar, comidas de preparación rápida y juguetes que, de no ser controlados por los padres, pueden afectar a los infantes y reflejarse en malas notas en la escuela, sobrepeso por falta de ejercicios, leer menos libros e inclusive llegar a un mal comportamiento.
 
 recomendación. Se aconseja que los padres del menor lo acompañen a la hora de ver televisión y juntos lo hagan en una hora determinada, para que el pequeño se acostumbre al horario y a partir de eso distribuya su tiempo para hacer tareas, jugar y comer sin ningún tipo de distracción y, además ponga todos sus sentidos en lo que está haciendo. <

»Un horario organiza las actividades del niño«

Es necesario que la rutina del niño esté dividida con un horario que le permita realizar sus tareas en el tiempo indicado, pueda jugar con sus amigos y disfrutar de la comida y ver televisión, aunque no en exceso, y que se dedique a cada una de esas actividades por entero, sin distracciones. Los niños son excelentes imitadores, incluso durante los primeros meses de vida, los infantes pueden remedar las expresiones faciales de las personas que los cuidan, ellos aprenden a comer, vestirse, utilizar el sanitario e interactuar con los demás por medio de la imitación, porque sus  padres y otras personas constantemente les muestran cómo se hacen esas cosas. De esta misma manera se debe enseñar al niño qué tipo de caricaturas puede observar, porque los pequeños no son especialmente selectivos en lo que imitan. A muchos padres se les recomienda que cuiden su vocabulario cuando sus pequeños llegan a los tres años, para que no aprendan palabras fuera de tono.