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Personaje.Q94;MANUEL DEMERA DELGADO, joyero
"Añoro el Manta antiguo por su seguridad"

Manuel creció junto al oro y piezas de relojes. De niño cuando iba al taller de su padre se imaginaba haciendo anillos.

Domingo 26 Diciembre 2010 | 00:00



Así aprendió el arte de la orfebrería: viendo a su padre.
Cuando aún era un muchacho flaco y sin experiencia asumió el taller.
Estaba aprendiendo ebanistería y su padre enfermó.
Desde ese momento ya no se imaginó más haciendo anillos. Desde ese momento el arte aprendido lo puso en práctica.

El Diario. ¿Por qué le dedicó su vida a este oficio?

Manuel Demera. Es la herencia que me dejó mi padre. Comencé a los 16 años y me mantengo gracias a la confianza ganada con nuestros clientes y la garantía de nuestro trabajo, que se mantiene desde la época en que mi padre creó el primer taller de joyería y relojería.
Este local funcionaba en la calle Colón (actual avenida 2), frente al Banco del Pichincha. 
Luego de mi padre cuatro de los ocho hermanos nos dedicamos al arte de la joyería.
La tercera generación es un sobrino que también optó por esta tradición familiar.

E.D. ¿El negocio de las joyas aún es rentable?

M.D. Ya no. Hay mucha competencia y no hay tanto circulante.
Pero lo más determinante es la inseguridad. Las ventas no se dan porque los clientes tienen terror utilizar una joya de oro.
La inseguridad afecta a todos los ciudadanos. 
No se puede salir tranquilo a la calle. Menos utilizar una joya porque se corre el riesgo de ser asaltado.
Manta se ha vuelto una ciudad con alta criminalidad y no se hace nada para evitarlo.

E.D. ¿Qué prefiere, el Manta actual o el de antes?

M.D. Añoro mi Manta de antes.
Era una ciudad segura, uno se quedaba en el parque y nunca era asaltado.
Era una ciudad "zanahoria", pero eso se quedó en el pasado.

E.D. ¿Cuál era la mejor atracción?

M.D. Los cines Caracol, Encanto, Cine Manta y otros eran lugares donde nos concentrábamos. Era una distracción sana que también se perdió al igual que la seguridad.

E.D. ¿Cuál es el trabajo en oro que más recuerda?

M.D. Todos los trabajos que se hacen con arte se recuerdan.
Los más grandes son cadenas de 100 y 200 gramos de oro, con grandes dijes y cruces.
Quienes más hacen estos trabajos son capitanes de barcos y dueños de embarcaciones.
Pero actualmente ya son pocos los clientes, porque no se pueden utilizar ante la amenaza constante de los robos.
Lo que más se hace ahora es reparaciones.

E.D. ¿Lo más raro que ha hecho?

MD. Lentes de oro.

E.D. ¿Es verdad que hay joyerías que hacen aleaciones de oro con otros metales y perjudican a los clientes?

M.D. Sí ha existido casos de esos. Creo que son personas que no tienen respeto por el cliente ni por ellos mismos.
Los artesanos verdaderos damos garantía.
Además detectamos fácilmente eso, con ácido y sal, para determinar la calidad.

E.D. ¿El arte de hacer joyas también ha cambiado, cuáles son las diferencias más notables?

M.D. Hay muchas diferencias, antes todo era manual.
Uno no sólo que se quemaba si no que se pegaba en los dedos con los yunques y martillos cuando se tallaba la pieza.
Se trabajaba sin catálogos, sólo se hacía el pedido con las indicaciones del cliente.
Ahora todo es con moldes.<
 

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