Pero esa realidad cambió a mediados de este año. Ingresó su perfil profesional en el Servicio de Inclusión Laboral (SIL), en Portoviejo, y después de dos meses fue llamada para llenar la vacante de recepcionista en una empresa privada local. Fue contratada y desde entonces aporta con los gastos en su hogar y compra sus cosas personales, "y claro, también me gasto el dinero en uno que otro gustito también", agrega.
Claudia es parte de las 552 personas con algún tipo de discapacidad que han sido insertadas en un trabajo gracias al SIL, un ente creado hace cinco años por las federaciones nacionales de discapacitados que actúa como vínculo para que las personas con limitaciones físicas tengan la oportunidad de tener un empleo.
Priscila Vinces, coordinadora  en Manabí del SIL, detalla que la cifra de insertados corresponde a dos años: 2009 y 2010. Además que  el apoyo se lo hace desde Portoviejo para toda la provincia, agregando que justamente en la capital manabita y en Manta es donde más se le ha dado espacio laboral a las personas con discapacidad, "precisamente porque estas dos ciudades concentran el mayor número de empresas e instituciones que hay en Manabí", refiere.  Vinces recordó que en el Código de Trabajo, reformado en el 2006, se establece que el 4 por ciento de la nómina total de los trabajadores de una empresa deben tener algún tipo de discapacidad.<