A la reconciliación y la hermandad entre los humanos impulsa la celebración del nacimiento de aquel niño que hace dos mil diez años llegó para mejorar los sentimientos en el mundo, trayendo como mensaje lograr una mejor vivencia a través del amor fraternal.

Pero también vino con sentimiento de servicio al prójimo y perdón a quienes nos faltaren,  como símbolo de respeto y de grandeza de alma; para sobreponer la humildad a las falencias humanas como el odio, la soberbia, la envidia y el rencor, para sobrellevar las cargas negativas que la misma vida presenta y seguir hacia adelante en la búsqueda de un futuro mejor.
Y es en esto que queremos insistir hoy, para pedir resignación a las decenas de familias que han visto ensombrecida esta cristiana celebración al perder a varios de sus familiares en el doloroso suceso ocurrido ayer en la vía Flavio Alfaro-El Carmen,  cuando un accidente de tránsito cegara la vida de casi 40 personas.
La ocasión, que debería ser de felicidad, para ellos se ha tornado en indescriptible sufrimiento y angustia, provocadas por la inconsciencia, la imprevisión y la falta de control de los actores de este lamentable hecho que contrasta el corazón de los ecuatorianos y manabitas, especialmente.
Porque resulta tremendamente ofensivo e irrespetuoso para la vida de los ciudadanos, que un transporte público lleve pasajeros mucho más de lo que señala el  máximo de su capacidad. Y no es menos criticable que no existan controles institucionales ni policiales que impidan esta irregularidad.
A la vez que lamentamos esta tragedia, exigimos a las autoridades respectivas las urgentes investigaciones que determinen las causas de la misma y las severas sanciones legales a los responsables, al igual que expresamos nuestras condolencias a los deudos de tan infausto acontecimiento. <