“Me dijo que era la primera vez que iba a pasar la Navidad junto a su familia y faltando horas para la Nochebuena quedó inconsciente luego de un accidente”, recuerda el policía.
Tayo debe trabajar el 31 de diciembre en Manta. Aquello ha sucedido durante ocho años seguidos. Él es de Cayambe-Pichincha.
A sus 27 años de edad asegura estar acostumbrado a no pasar junto a su familia en fechas especiales.
“Es triste saber que mientras todos están con su familia, nosotros estamos en las calles”, expresa Tayo, quien saldrá a patullar la ciudad junto a decenas de policías la última noche del año.
Jorge Chimbo es de Santo Domingo de los Tsáchilas y como policía lleva nueve años. Su esposa y su hijo lo esperaban para la Navidad, pero hace una semana llamó para comunicarles que tendrían que pasar solos porque él tiene que patrullar las calles.
La única manera de no ponerse triste el 24 de diciembre es llamar a toda su familia dos horas antes de la medianoche, antes que se congestionen las líneas telefónicas.
Pero lo que sí hará, afirma Chimbo, es todo lo posible para disfrutar de la Navidad junto a sus amigos. Tal como lo hizo en una ocasión cuando en la Nochebuena se encontraron con otros patrulleros y todos se bajaron y se abrazaron en medio de la calle.
Manuel Lara dice que hablar sobre su trabajo en el fin de año es como recordar lo dicho por Tayo y Chimbo.  “Nos toca pasar solos y tristes”
Él es de Cayambe y aunque no tiene esposa dice que a sus padres los extraña mucho.
Lara tendrá una opción para recibir el 2011 sin tanta nostalgia, manifiesta, llamará a sus seres queridos varias horas antes y luego seguirá trabajando hasta la madrugada.