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MONTAJE EL CINE AL DÍA
PACO

La pasta base parece ser un símbolo de la identidad latinoamericana.

Lunes 20 Diciembre 2010 | 00:00

Una droga barata, para pobres y, como dicen en “Paco”: una droga de exterminio que de a poco (ni tan poco, si nos ponemos a pensar) acaba con una clase social de la que nadie quiere hacerse cargo. De hecho, en Argentina apareció como una consecuencia de la crisis económica del 2001. Por eso, por el problema moral en que se ha convertido el consumo-efecto de la base en nuestros países, es muy difícil tocar el tema, por lo menos cinematográficamente hablando, sin caer en la porno pobreza.

En Argentina la base se llama Paco, como le dicen a Francisco (Tomás Fonzi), el supuesto personaje principal de la película. Digo supuesto porque esta es o intenta ser una película coral, sostenida por varios personajes que combaten su adicción en una casa de rehabilitación. Ahí están todos los clichés imaginables, la que se prostituyó, los que heredaron el vicio de sus padres, la que fue violada, la pareja que aún confía en que el amor es más fuerte, el rockero buena onda que cuando no está cantando está consumiendo y, claro, Paco, el niño bien, el hijo de una senadora que hizo explotar una “cocina” de cocaína en una villa (barrio marginal en argentino) y ahora está tratando de curarse y, de paso, evadiendo la cárcel. El problema es que en la película no hay cama para tanta gente y más allá de los estereotipos de rigor es poco, muy poco, lo que llegamos a saber de los personajes. “Paco” es un rompecabezas imposible de armar porque le faltan piezas. La única esperanza, la salvación, es Norma Aleandro, que sin  tener un gran personaje (es una de las directoras de la casa de rehabilitación) logra una gran actuación. Verla es ver la luz al final del túnel. Con una mirada, ella dice mucho más que el resto de actores juntos. Es cuestión de oficio, Norma Aleandro se conoce tan bien que puede resumir toda la película dando unos cuantos pasos frente a la cámara.      
En el primer día de terapia, uno de los “doctores” dice: de la adicción no se van a recuperar nunca, puede que dejen las drogas, el alcohol, lo que sea, pero siempre van a ser adictos. Si el resto de la película hubiese sido tan fuerte, honesta y contundente como esa frase, estaríamos hablando de ligas mayores. Un adicto no se recupera, a lo mucho, aprende a vivir con su adicción, y eso ya es mucho, es todo. Aunque “Paco” no superó su adicción a las primeras impresiones ni al mensaje social, nos dejó esa lección. Todos tenemos alguna adicción, ojalá seamos nosotros la que la llevemos a la tumba y no al revés.

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