En el taller de Julio Lino Macías, ubicado en las calles Espejo y Francisco de P. Moreira, cada año, desde hace cinco, se confeccionan estos muñecos que alimentan la fantasía navideña.
Adornan muchos hogares, dice Lino, al tiempo de instalar un pequeño motor que permite a un reno movilizar su cabeza de un lado a otro.
Ellos (su hijo Julio y dos ayudantes más), se preparan tres meses antes para ir confeccionando los objetos. Con mucha habilidad dan forma a la varilla de hierro de un cuarto, especifica el artesano cerrajero industrial, quien regularmente fabrica puertas, acordeones y otros aditamentos en metal.
Para un mejor mantenimiento de la figura navideña, indica que la recubren con pintura epóxica, lo que permite una duración de cinco años aproximadamente. Los costos de venta son accequibles, sostuvo Lino, por eso han tenido acogida, dijo sonriendo.

 de papel. Al igual que los renos, los muñecos de papel también esperan su turno apegados a la pared en la casa de Wachito Macías,  un taxista que hace más de 30 años, se dedica a la confección de diversas figuras que toman forma con el papel.
Por sus manos pasan cientos de hojas de papel periódico, goma a base de almidón cocinado en agua, clavos, trozos de madera, ropa en desuso, máscaras, entre otros muchos materiales que le sirven para dar forma a sus ideas, que son previamente conversadas en el grupo familiar, sostiene Macías.
Para este fin de año, están fabricando muñecos que representen las tradiciones perdidas de la provincia, como juegos, alimentación, entre otras.
No descartan la posibilidad de vender uno que otro muñeco, para sus vecinos de barrio en la calle Atanasio Santos.
Así pues la navidad es la oportunidad para que muchas familias mejoren economicamente.<