Pues eso no sucedió con los miembros del partido político que no alcanzó la mayoría de votos y que, por lo tanto, perdió las elecciones. En conclusión, hubo un exceso de triunfalismo y eso “los liquidó”; no trabajaron como tenían que hacerlo, pensaron ser dueños de la voluntad de las personas y que la gente era empleada de dicha organización política y que, por lo tanto, tenían que votar por ellos, más aún cuando sus ofertas de campaña eran “extraordinarias” pero no ejecutables y nada viables. La oportunidad la perdieron. Me resisto, como ciudadano ecuatoriano, a creer que el abogado Álvaro Noboa, empresario exitoso, vuelva a perder su tiempo, de pretender aventurarse una vez más en candidatizarse. Primero tendrá que fumigar a la directiva actual de su partido, que poco o nada le aportaron en esta segunda vuelta y tendrá que escoger gente que sea más solidaria, seria, sencilla, no con poses de “magnates” sin serlo; para estos presumidos es difícil aceptar los resultados de esta contienda, estaban endiosados. Los dirigentes de aquí, según se oía, ya estaban haciendo la lista para los puestos en la función pública; tu vas aquí… tú vas más allá; mi primo aquí... mi cuñado allá. En fin, el triunfalismo “los acabó”. Hoy ganó quien hizo mejor las cosas, quien presentó una propuesta más seria y quien confió en el trabajo de su gente en todo el país, quien supo escoger dirigentes que trabajaran con las bases del partido incansablemente, más aún cuando ellos sabían que tenían que remontar la diferencia que tuvo el candidato opositor al término de la primera vuelta electoral. Mi felicitación a quienes conforman el Movimiento Alianza País por el trabajo desplegado, por hacer prevalecer el contenido de sus propuestas, por una campaña llena de alegría con canciones contagiosas y con una propaganda que revelaba irónicamente la verdad, y por sus ideales de querer, que la Patria sea de todos, lo cual es correcto.