A la primera impresión empiezan las preguntas. Una de las más reiteradas es ¿cómo entran las camas?
Se trata de la casa de la familia Chávez-Barberán, en la ciudadela Libertad 2, a un costado de la avenida Metropolita Eloy Alfaro, en Portoviejo.
La vivienda tiene 1,50 metros de ancho. La puerta principal tiene similar dimensión, lo mismo la única ventana que está en el segundo piso, no hay espacio para más, y aunque a muchos les cueste creerlo, allí conviven 6 personas y tienen una vida normal, cuentan con sala, cocina y comedor; es más hay ocasiones en que realizan fiestas.
La familia primero construyó allí una librería, pero luego subieron un piso más y otro piso más, y se hizo una casa que tiene de todo y que se percibe muy alta y recta. La filosofía popular la bautizó con el anglosajón nombre de "La Torre Gemela."
Más angosta
En la ciudadela Primero de Mayo hay un caso mucho más raro. La casa de doña Teresa Solórzano empieza con un metro de ancho. Antes no fue así, su vivienda era grande y ventilada, pero cuando el municipio decidió construir la avenida Reales Tamarindos le pidió que cediera parte de su casa y terreno. Ella aceptó, pero con la condición de que le permitan construir en lo que quede de su antigua parcela.
Así, por cosas de diseños viales, le quedó un solar de un metro de ancho, que en la esquina que se va ampliando, hasta llegar a 6 metros. Su hijo, que es arquitecto, se puso manos a la obra y en ese metro le hizo el baño. Más adelante hay una pequeña oficina y en el tramo de los 6 metros hay 3 cabinas telefónicas.
La señora ocupa la parte de abajo para su negocio y arriba es habitación. En los exteriores se dio el lujo de construir una pequeña gruta para el Divino Niño, un jardín y tiene hasta terraza. Ella vive cómoda, asegura.
En la ciudadela La Paz está la casa de María Burgos, ella heredó un angosto terreno, se fue a España y decidió construir allí. Actualmente tiene una casa de tres pisos. La vivienda tiene un diseño moderno, aunque según doña María Chilán, quien cuida la casa, a veces deben pensar en comprar cosas que no sean muy anchas y también ver bien a quienes invitan, pues no vaya a ser que no pasen por la puerta.