Los presidentes, las estrellas de rock y los líderes empresariales de todo el mundo están prometiendo cientos de millones de dólares para la reconstrucción de Haití.

Pero cometen un error garrafal: dedicar demasiado al ladrillo y poco a los árboles.
Después de la cumbre de Montreal, donde se planteó la reconstrucción de Haití en diez años, basada en la reconstrucción de edificios gubernamentales, escuelas y
hospitales destruidos en el terremoto.
De nada servirá reconstruir la ciudad de Puerto Príncipe, si no se reforesta, Haití quedará sin árboles.
Recordemos que Haití es desde hace mucho tiempo el país más pobre del hemisferio a causa de la deforestación; los haitianos han talado casi el 90 por ciento de los árboles para usarlos como leña o carbón para cocinar.
Así mismo, cuando llueve se producen inundaciones que dejan miles de víctimas porque la tierra está tan erosionada que no puede retener el agua que fluye de las laderas.
Tras el terremoto esto se complicará porque los haitianos que huyeron de Puerto Príncipe, en busca de comida y refugio, se dedicarán a talar los pocos árboles que
quedan a causa de la pobreza, el caos político, la falta de protección gubernamental y el crecimiento de la población, entonces Haití parecerá un desierto.
Para mi opinión, sería bueno que se donaran muchos árboles. Haití necesita tanto de árboles y cocinas a gas o solares como tantos ladrillos.