Allí se detallan las zonas vulnerables a inundaciones, deslaves, sismos y terremotos. También se especifican las áreas naturales protegidas que hay en el Distrito Metropolitano de Quito.
El documento, de 94 páginas, fue presentado en la mañana de hoy en el Centro Cultural Itchimbía. Asistieron 80 personas, entre autoridades y dirigentes barriales, que participan en jornadas de capacitación sobre riesgos naturales en la urbe. Estas actividades son impulsadas por las administraciones zonales.
Lucrecia Guilcaso y Jorge Morán viven en el sector Puertas del Sol, en Carapungo. A ella le pareció interesante la información recogida en el libro, pero cree que se deben organizar talleres para difundirla entre todos los vecinos de los barrios. “Nosotros estamos dispuestos a participar. Ya lo hicimos en las charlas de seguridad”.
Lourdes Rodríguez, titular de Secretaría de Seguridad y Gobernabilidad del Cabildo, aseguró que el documento permitirá armar una planificación para proteger a los habitantes de los barrios frente a los riesgos naturales.
“Debemos generar una cultura de prevención. Si conocemos las amenazas que tenemos en el Distrito podemos prepararnos de mejor manera para enfrentarlas”.
El atlas es el resultado de una investigación de seis meses, realizada por técnicos de instituciones como el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, Instituto de Investigación para el Desarrollo (Francia), Instituto Geográfico Militar y la Secretaría Nacional de Planificación.
Para Gustavo Pinto, presidente del Colegio Regional de Ingenieros Geólogos, el documento llama a la reflexión y pone en evidencia la necesidad de sensibilizar a la ciudadanía y a las autoridades sobre las vulnerabilidades que tienen la ciudad y sus pobladores.
Él coincidió en que toda esta información técnica se difunda para que sea de fácil lectura del ciudadano común.
Sobre la base de la publicación, el Municipio empezará a elaborar los planes de contingencia para los barrios que no los tienen. Se calcula que en la ciudad hay 400 barrios ilegales, que fueron levantados en zonas inestables.
Los dirigentes de estos sectores, incluso, han pedido al Municipio la legalización para acceder a servicios básicos y adoquinados.
Luis Vallejo es vecino del barrio Collas, en Calderón. A él le preocupa que en esta zona se sigan construyendo casas en las laderas. “Una de las mejores formas de prevenir es evitar que más casas se levanten en zonas de peligro. Allí el suelo es de cascajo”.
El alcalde Augusto Barrera anunció que el siguiente paso, luego de la publicación del atlas, es aplicar un nuevo modelo de control, a través de una agencia metropolitana. “Para consolidar la capacidad de control, no queremos ni comisarios ni inspectores.
Anunció también que se prepara una nueva ordenanza de revisión y aprobación de planos para mejorar la calidad constructiva.
Mientras tanto, continuarán los simulacros con los vecinos de los barrios, en coordinación con las administraciones zonales. El último se realizó el domingo pasado, en el cual participaron moradores de 19 barrios de la Asociación Línea Férrea, en el centro oriente de Quito. Hace un mes y medio, la misma actividad se ejecutó en el sector de Calderón.
Hugo Yépez, director del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, aseguró que este trabajo permitirá disminuir los riesgos en el Distrito.
“El conocimiento es uno de los aspectos claves para disminuir las vulnerabilidades. El Atlas recoge informaciones entregadas por algunas instituciones, lo que permitirá establecer cuáles son las mejores acciones que se tomarán”, comentó.
El Municipio autorizó la impresión de 1 000 ejemplares, para la difusión de las zonas de riesgo.