Este es el pensar de Alexandra Loor, encargada del bar de la escuela Franklin Roosevelt, de Portoviejo, quien considera que el control de comida chatarra se debe hacer de forma integral.
Pues cree que debería haber capacitaciones para el personal del bar y padres de familia, y desalojar a los comerciantes informales de los planteles educativos.
“Mis ventas ya no son las mismas del año pasado, debido a que los niños están acostumbrados a las golosinas, es por esto que muchos guardan el dinero que les dan sus padres para a la salida comprar mangos y grosellas con sal, gaseosas, frituras y otro tipo de productos que no son recomendables.
Sobre esta realidad, María Elena Mendoza, jefa provincial educacional para la salud, de la Dirección Provincial de Educación, indicó que todo esto se irá regulando de a poco, ya que por ahora han iniciado controles internos para eliminar la comida chatarra en los bares.
No les gusta
Dayana López, estudiante de la escuela Roosevelt, por ejemplo, indicó que la comida del bar como el arroz con guatita, jugos, sánduches y otros preparados no le gustan, por lo que prefiere comprar algunos dulces.
Su compañera Zully Bravo piensa lo mismo. “No soy mañosa, lo que pasa es que no me gusta la comida del bar”, dijo la niña.