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Internacionales
Latinoamericanos involucrados en caso de espionaje entre Rusia y EEUU

El escándalo de espionaje que amenaza con enturbiar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia trae cola: entre los supuestos espías rusos detenidos el pasado 27 de junio figuran una peruana y un uruguayo.

Miércoles 30 Junio 2010 | 16:19

El servicio secreto exterior ruso, el SWR, protagoniza un escándalo de espionaje en Estados Unidos que ha despertado recuerdos de los tiempos de la Guerra Fría. Rusia rechaza las acusaciones según las cuales once de sus espías se habían asentado en territorio estadounidense en los años noventa para infiltrarse en los círculos locales donde se toman las decisiones de más alto valor estratégico con miras a recabar información para el Gobierno de Moscú. Sin embargo, países como Alemania, Francia y España continúan observando con preocupación las actividades de los agentes rusos en Occidente. Agentes que, por cierto, no siempre son de nacionalidad rusa.

Entre los sospechosos detenidos el pasado fin de semana en Nueva York figuran la periodista peruana Vicky Peláez (55) y su esposo Juan Lázaro (65), un profesor jubilado de Ciencias Políticas nacido en Uruguay. “Hasta ahora no hemos recibido ninguna reacción de carácter oficial de parte del Gobierno uruguayo; lo que hemos hecho es monitorear lo que la prensa uruguaya informa en relación con el caso: que el señor [Lázaro] reside en Estados Unidos de forma legal desde hace muchísimos años, que está casado con una peruana y que también tendría la nacionalidad peruana”, declaró a Deutsche Welle Fernando Lugris, vocero de la embajada uruguaya en Berlín.

¿Espías improbables?

Félix Vásquez, portavoz de la embajada peruana en la capital alemana, no estuvo disponible para comentar el incidente. Pero, a tres días del arresto de Peláez y Lázaro, sus familiares y colegas se acercaron a los medios para pronunciarse al respecto. Angélica Ocampo, la madre de la periodista peruana, anunció que viajaría para encontrarse con su hija y conocer mejor su situación. “Si algo no le parecía, ella lo denunciaba. No se quedaba callada”, señaló Ocampo sobre el trabajo de la reportera del periódico El Diario / La Prensa de Nueva York, el diario hispano más importante de Estados Unidos.

Una empleada del rotativo que trabajó durante varios años con Peláez y prefirió permanecer en el anonimato dijo que las acusaciones contra la periodista le parecían “extrañas”, explicando que las responsabilidades de Peláez se limitaban a la redacción y edición de noticias a partir de la información que llegaba a la oficina y que, por no ser reportera, era difícil que Peláez tuviera acceso a fuentes relevantes para Rusia. “Otra cosa es, por ejemplo, que uno esté cubriendo información sobre el Departamento de Estado”, comentó la compañera de Peláez.

“En las ocho horas que dedicaba a la redacción y el tiempo que invertía en ir a casa, volver y estar con su familia, ¿cuándo espiaba?”, se pregunta la colega de Peláez, extrañada también por los señalamientos del Departamento de Justicia estadounidense, según los cuales la periodista peruana manejaba grandes cantidades de dinero por colaborar con los servicios de inteligencia rusos. La informante aludió más bien a la relativa estrechez económica de Peláez y a su preocupación por no poder costear los estudios de música de uno de sus hijos.

Las agencias de noticias reportan que, de los más de veinte años que Peláez llevaba trabajando para El Diario / La Prensa, diez los ha ocupado a cargo de una columna crítica de cara al Gobierno estadounidense; Peláez también ha publicado artículos en el portal electrónico de la revista política fundada por Fidel Castro, Cuba Socialista. Según el diario peruano El comercio, el hijo mayor de la periodista ha descrito la detención de Peláez como “una persecución política”, un intento de silenciar su columna. ¿No es esa una actividad poco discreta para una espía pro-rusa en Nueva York?

Vicky Peláez y Juan Lázaro, quienes viven en Nueva York desde la década de los ochenta, fueron detenidos el pasado domingo por el FBI en una operación realizada el fin de semana en Nueva Jersey, Nueva York, Massachusetts y Virginia. Según la documentación del Departamento de Justicia, la pareja viajaba de manera frecuente a un país de Suramérica para recibir dinero del centro de inteligencia extranjero ruso. Una de las presuntas evidencias está fechada el 23 de febrero de 2003 y apunta a que Peláez regresó de América del Sur con ocho bolsas de 10.000 dólares.

En 2007, el FBI grabó un encuentro de Lázaro con un oficial ruso en Suramérica en donde al uruguayo le fue entregado dinero. Los hijos de la pareja fueron interrogados poco después de la detención: el mayor dijo que el FBI le había preguntado si sus padres habían viajado a Rusia o poseían tecnología para operaciones de espionaje; el menor agregó que los interrogadores querían saber si alguna vez había visto a sus padres con una gran suma de dinero o empleando un computador que ellos –los hijos– no tuvieran permitido usar.

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