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Entrevista
"Esta ciudad se abre al trabajo"

Llegó hace 55 años a Manta con su primera carga de productos de la Sierra.

Domingo 27 Junio 2010 | 00:00



Así comenzó a enamorarse de la ciudad puerto y de la oportunidad de crecer económicamente en este lugar.
Ella es Zoila Lascano Rodríguez, una mujer muy recordada en los mercados, porque fue una de las primeras en iniciar el comercio de productos de la Sierra.
Los minoristas a quienes proveía de productos, cariñosamente la llamaban la “Mama Zoila”.  Ella hace ochos meses dejó su actividad por problemas de salud.

El Diario.  ¿Que la enamoró de Manta?

•    Zoila Lascano.  Todo. Esta ciudad se abre como capullo de rosa a todo lo que sea trabajo y eso era yo.
Desde la primera vez que llegué pude observar a la orilla del mar cómo llegaba y salía carga.
Me maravillé de tanta actividad comercial y me dije, esto es lo mío.
Al cabo de un año decidí instalarme en esta bella ciudad. Esta ciudad
abrigó mi fortaleza de trabajo.

ED.  ¿Con quién vino?

•Z.L. Con mi hija Blanca Carrera y su esposo Alfredo Bedoya.
Ellos estuvieron un buen tiempo conmigo en el negocio mayorista.
Luego, cuando nos quedamos en esta acogedora ciudad, ellos finalmente se independizaron y comenzaron a crecer sólos, tal como lo hice yo.

ED.  ¿ Recuerda a un cliente en especial?

•    Z.L.  Seguro que sí.  Inepaca fue uno de los clientes más fieles y cumplidos. Yo proveía de alimentos a su flota, empresa a la que serví los últimos 40 años de trabajo.
Hoy una de mis nietas me reemplazó con el abastecimiento de productos para los barcos de esta importante empresa.

ED. ¿Dónde se descargaban los productos hace medio siglo?

•    Z. L. En la actual Plaza Cívica. En este lugar  funcionaba el mercado Central. Allí, cuando habían mareas altas, el mar bañaba nuestros pies. Luego de bastante tiempo el mercado Central se construyó en el lugar actual.
Finalmente me tocó recibir y distribuir la carga en el mercado de mayoristas El Madrugador, ubicado en Los Esteros.  

ED.  ¿Añora su trabajo y el contacto diario con sus clientes?

Z. L.  Claro que sí. Sino estuviera enferma no habría madrugada sin mi en "El Madrugador".
Hoy solo me queda el consuelo de saber que mi hija Blanca sigue mis pasos en el negocio mayorista. Trabajo que no le impide atenderme ahora que estoy enferma

ED.  ¿Usted llevó las primeras piedras para construir el espigón del puerto?

•    Z.l.  Es verdad, así fue. Recién acababa de comprarme un tráiler en Ales. Allí se distribuían los carros Studbecker.
El carro recién comprado sufrió una rotura en el chasis con la carga de una enorme piedra que extraían de la cantera de Barranco Prieto.
 
 ED.  ¿La delincuencia qué tanto está afectado al comercio?

•    Z. L. Perdí la cuenta de cuantas veces fui asaltada y hasta extorsionada.
En los últimos años viví aterrorizada.
Antes Manta era una ciudad tranquila, sus habitantes eran gente muy buena y respetuosa.
Hoy se ha llenado de gente muy mala y sin voluntad de salir adelante. Viven del trabajo y sacrificio de quienes sí luchamos día a día.

ED.  ¿La diversión de la época era muy diferente?

•    Z. L. Todo era muy bonito, la banda municipal animaba las fiestas en la ciudad.

ED.  ¿Los controles funcionan en los mercados o seguirá el desorden?

•    Z. L. Estos siempre han existido. Quienes trabajabamos correctamente no temíamos a la autoridad. Mientras no existan mercados espaciosos, la desorganización no terminará.

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