Y entre las diversas manifestaciones que conllevan estos vectores del desarrollo están las artes, que son una amalgama de cualidades, destrezas y expresiones cuyos objetivos persiguen la exteriorización del sentimiento del ser humano hacia el mundo, para una mejor comprensión y entendimiento.
Y entre las variantes del arte está la música, que no tiene fronteras ni barreras, y que sirve como antídoto a los pesares e inspiración a la afectividad, constituyéndose en el mejor mensaje para  el acercamiento y la paz de y entre los pueblos.
Por ello causa inquietud saber que instituciones como la Casa de la Cultura, el Consejo Provincial de Manabí, la municipalidad de Sucre, entre otros han suspendido el funcionamiento de las orquestas formadas por niños amantes a la música, y que auspiciaban hasta no hace mucho, especialmente en las dos primeras entidades que cuentan con instrumental propio, actualmente embodegado.
Al parecer la excusa es la falta de recursos para cancelar el trabajo del instructor, lo que parecería liviano en relación a la importante labor que se hace en beneficio de la cultura local,  dándole las facilidades a quienes tienen las cualidades para la música.
Qué satisfactorio hubiera sido que ayer, durante la sesión solemne por el aniversario de la fecha de erección provincial de Manabí, además de la Orquesta Sinfónica del Gobierno Provincial de Pichincha, también hubiéramos escuchado a la del Gobierno Provincial de Manabí.
Vale, entonces, hacer un llamado a la reflexión a los principales de los gobiernos sectoriales, para que mediten sobre el particular y que sus departamentos de cultura se reprogramen y consideren la estructuración de bandas, orquestas, coros, elencos de teatro, entre otras, para vigorizar el avance cultural de y por los manabitas.